domingo, 14 de octubre de 2012

MTB – Bola del Mundo (M)


Esta ha sido una de las rutas más duras que he hecho en bici de montaña. Al final fueron 82 km prácticamente todo el tiempo por campo, excepto pequeños enlaces por carretera y el gran final de la ascensión desde el Puerto de Navacerrada hasta el pico de Bola del Mundo.

Salimos de Soto del Real mi hermano Gabriel y yo a las ocho de la mañana… a quién se le ocurre pegarse estos madrugones para sufrir !!! Desde Soto avanzamos sin prisa pero sin pausa hasta Manzanares el Real, primero por la Cañada Real Segoviana y luego por el sendero limítrofe al Embalse de Santillana. Desde Manzanares bordeamos el Parque Regional del Manzanares dirección Mataelpino y desde allí hacia el pueblo de Navacerrada.

Aquí empieza lo bueno de verdad ya que se inicia la ascensión al Puerto de Navacerrada. Es una pista fácil, sin muchas complicaciones. Al principio no es de fuertes pendientes, se va ascendiendo sin mucho esfuerzo pero llega un momento en que el desnivel es durísimo. La pista se convierte en una trocha salpicada de unos pedruscos del tamaño de melones, que te hace variar constantemente la trayectoria. Ya no subes de forma directa sino que vas esquivando las raíces y las piedras.

La subida se torna en dura dura, mi hermano Gabi va subiendo sin parar a su ritmo, que es un ritmo infernal para mí. Además el capullín acaba de hacerse la Transcantábrica que debe de ser como para cagarse. Tuve que poner el pie a tierra un par de veces porque no era capaz de subir del tirón. Menos mal que sólo fueron unos 100 metros, el terreno se hizo más transitable y la pendiente me dejó pedalear. En ese momento, un grupo de ciclistas nos dieron alcance pero apretamos los dientes y les dejamos atrás antes de coger el último tramo de carretera hacia la cumbre.

Esos últimos metros son horrorosos porque son muy duros, dentro del bosque ya sabes lo que hay pero ahí, en la carretera, y con todos esos edificios la pendiente no parece tanto pero vaya si lo es. El caso es que llegamos a los 1.800 metros aprox. que hay en la cima y de ahí, sin parar, enlazamos la subida hacia Bola. Fue como un pequeño homenaje a los ciclistas de la Vuelta a España porque éstos iban a subir por allí justo el sábado siguiente.

Una vez pasas una barrera empieza un tramo de hormigón armado, con unas grietas anchísimas que hacen que me pregunte cómo demonios los de carretera pueden subir por allí? Se les tiene que colar la rueda seguro! Además, los desarrollos que ellos llevan son demasiado para esas cuestas. La velocidad media de la primera rampa, que es algo así como una recta, no es de más de 4,5 km/h. Y acabamos de empezar a subir !!!

Después de varias curvas llegas a un punto desde donde ya se divisan las torres de las instalaciones de Bola del Mundo. Crees que ya está, que ya has llegado, pero a partir de este punto es cuando aparecen las rampas del 18 y 19%. Te quedas clavado en las revueltas, yo tomo las curvas completamente por el exterior para hacer la subida menos dura pero me da igual. Esto no hay quien lo suba !!!

Gabi hace tiempo que me ha dejado atrás, para ser sincero en la primera recta de la subida. Al principio por lo menos le veía. Ahora ya hace un rato largo que no le veo. En una de las únicas rectas que hay hacia el final, tengo que poner los pies al suelo porque ya no soy capaz de avanzar más, ni tan siquiera dando bandazos de un lado a otro. Ando unos metros y me vuelvo a subir a la bici, y obstinadamente voy subiendo, poco a poco. Al final se trata de una subida de unos 500 metros de desnivel que se hace en poco más de tres kilómetros, por lo que han sido los km más lentos de mi vida. Y los más duros !!!

Eso sí, las vistas desde allí arriba merecen la pena. Por un lado divisas Madrid, las torres de la Castellana, los grandes edificios de la capital. Hacia el otro divisas el Valle de los Caídos con la enorme Cruz, el Escorial y todos los pueblos de esa zona. Hacia la Pedriza divisas Colmenar Viejo, Tres Cantos, etc. Con unos buenos prismáticos seguro que se ve Guadalajara … o Murcia, je, je. Hacia atrás, el resto de los gigantes de la sierra madrileña, con la Cuerda Larga y sus  Cabezas, Peñalara, y por supuesto La Granja de San Ildefonso y a lo lejos Segovia. Insisto, merece la pena venir, aunque sea en coche hasta el Puerto de Navacerrada y andando hasta Bola.

Hace frío, comemos algo, bebemos y tras descansar un poco iniciamos el descenso que es mucho más rápido de lo que me pensaba. En un plis plas estamos abajo, y comenzamos la bajada de la trialera en modo combate. Esto es, horquilla Talas a 140 mm y sillín abajo. Los pedrolos tan molestos de la subida se han convertido en una alfombra por la que pasamos a toda pastilla. En menos de lo que nos damos cuenta estamos abajo, no ha sido una bajada especialmente divertida ya que es relativamente fácil pero si es muy rápida. A  mí me gustan más cuanto más difíciles son las trialeras, con piedras y cortados de generosas dimensiones que te obligan a estar muy atento. Pero bajar a todo trapo por donde me costó tanto subir unas horas antes he de decir que también tiene su encanto.

Desde Navacerrada hasta Mataelpino fue muy divertido ya que se trata de un camino estrecho con continuas curvas y sólo cuando circulas por la pista se me empezó a hacer difícil el regreso. El resto de la vuelta a casa no fue tan divertido ya que estaba bastante agotado pero si lo es en cuanto al paisaje que se aprecia y lo bonito de la zona. Desde Manzanares llegas hasta Soto del Real por un sendero que linda todo el rato por las inmediaciones del Embalse de Santillana con unas preciosas vistas de éste.

Como resumen deciros que es una ruta especialmente dura pero tan gratificante que desde luego tengo ganas de repetirla. Espero estar más entrenado para así asegurarme un buen disfrute.


La Maliciosa y al fondo a su izquierda Madrid

Navacerrada y alrededores

En la cima. Objetivo cumplido !!!

Jj con Gabi. Estás muy fuerte chaval !!!

sábado, 13 de octubre de 2012

Ciclismo – Miranda de Llaberia (T)




Estamos de vacaciones de verano en Cambrils. Para ser más exactos debería decir que nos alojamos en el Camping Playa Montroig Resort, que está ubicado en la Costa Dorada a unos 8 km al sur de Cambrils. Aunque el camping está ubicado en la costa, realmente pertenece al Termino Municipal de Montroig, pueblecito éste de interior muy cercano a las montañas. Su ubicación es perfecta para la práctica del mountain bike ya que existen multitud de pistas que enlazan con los pueblos de alrededor y con la costa.  Además, desde el mismo pueblo parten numerosas rutas MTB de todo tipo.

Se trata generalmente de rutas familiares, bastante sencillas, con un perfil suave y de distancias cortas y medias. Merecen la pena porque la zona es bastante bonita. Si queremos algo más de cantidad y calidad, existen varias rutas de dificultad media, con distancias más largas y parajes más salvajes, más montañosos. Sin ser alta montaña, se puede subir por ejemplo a la Ermita de Nuestra Señora de Madre Deu, con unas vistas espectaculares de toda la costa ya que se encuentra localizada en lo alto de una colina. Las indicaciones geográficas de los carteles explicatorios nos ayudan a localizar un buen número de poblaciones.

Costa Dorada

Es una ruta relativamente sencilla, no muy dura pero que en su último kilómetro exige estar fuerte ya que durante unos cuantos metros se sube por una fuerte pendiente. Hasta aquí subí dos veces. La primera me lo encontré de casualidad. Salí desde el camping sin rumbo fijo y con las anotaciones mentales que tenía después de haber estado bicheando la zona gracias al Google Earth y a la aplicación Wikiloc. Me resulto fácil encontrar las pistas adecuadas y llegué hasta más allá de Montroig. Como me adentré en una de las rutas señalizadas, la seguí y resultó ser la que subía hasta la Ermita de Madre Deu. El tramo final se me hizo un poco duro ya que no me lo esperaba y después de pedalear suavemente durante todo el trayecto me chocó el cambio de ritmo. Subí hasta el final con gran esfuerzo y me regalé durante un buen rato las maravillosas vistas que se divisan desde allí.

El segundo día que vine hasta aquí ya lo tenía pensado, con lo que me resultó bastante fácil. De hecho, el ritmo fue bastante superior y ya que se trataba de una distancia relativamente asequible, unos 35 km, decidí hacerlo a un ritmo exigente. En la rampa final coincidí con otros 3 ciclistas. A la chica y al abuelete los dejé clavados justo al principio pero el otro se picó un poquito conmigo siguiéndome a rueda. Aumenté el ritmo a pesar de todo lo que quedaba y en cuestión de un minuto lo abandoné. Los metros finales se me hicieron agónicos ya que no podía dejar de mantener el ritmo por si me cogía el menda. Aguanté como pude y le metí casi un minuto al final. Como Alberto Contador me sentí en esos momentos !!!

A lo que iba, que al final me despistó más que un niño en una tienda de chuches. La ruta que os iba a mencionar en esta crónica es otra muy diferente. Es una ruta principalmente por carretera ya que el objetivo es llegar a la Miranda de Llaberia. Se trata de un mirador en lo alto de la montaña, junto a un pequeño observatorio, y se encuentra a 908 metros sobre el nivel del mar, que es justamente desde donde yo salgo. Al final, el desnivel positivo alcanzado no está mal, unos 1.200 m. Sólo se puede llegar hasta este lugar por carretera. O eso es lo que yo pensaba cuando lo analicé en el Google Earth. Resultó no ser así ya que es posible hacerlo por una senda tortuosa que tiene que ser de lo más emocionante pero de esto me di cuenta más tarde.

Allí al fondo está Llaberia

He de decir que también me planteé la ruta por carretera porque eran unos 60 km, y por tanto no me podía exceder mucho. Para no hacerla demasiado tarde, con los inconvenientes que tendría eso en cuanto al calor de la mañana y a las posibles reprimendas por estar toda la mañana por ahí haciendo el tonto con la bici, me decidí a levantarme a las siete de la mañana. A las 07:15 estaba saliendo del camping. Es de lo más reconfortante iniciar una actividad a esta hora de la mañana ya que vas viendo como todo a tu alrededor se despierta y empieza el día. Tú lo ves desde otra perspectiva, mola aunque no es para hacerlo muy a menudo que estamos de vacaciones.

A las 9 de la mañana ya estaba subiendo por los valles que me llevaban al final de la etapa, se trataba de subidas largas pero no muy duras, por lo que se puede disfrutar mucho de la zona y de las vistas. Solamente al final la cosa se complica un poco ya que se ha de subir mucho desnivel en sólo unos kilómetros. Aun así, es un sitio muy recomendable para pedalear ya que las vistas hacia cualquier dirección invitan a la relajación y a la calma interior. Esto unido a que no me encontré con prácticamente ningún coche en todo el trayecto hizo que la ruta fuera una pasada. Una vez se llega a Llaberia hay que coger una pista forestal que nos lleva hasta la cima donde se encuentra un observatorio o algo parecido. Las vistas deben de ser preciosas y alucinantes, digo que deben de ser porque la niebla había subido mucho y no se veía nada en ninguna dirección y mucho menos hacia abajo. Una pena subir hasta allí arriba para no ver nada pero que se le va a hacer.

Precioso el valle de subida


Jj en la cima. Objetivo cumplido !!!

Ya en la bajada, localicé unas indicaciones de diferentes sendas que te llevaban al otro lado del valle. Aunque parecían claras y seguro que me llevaban bien, decidí bajar por la carretera y evitar así posibles incidencias del tipo “me encontré con un cruce de caminos donde me equivoqué y el despiste me supuso tres horas de sufrimiento”, o “la dirección y rumbo eran buenos pero la senda intransitable para ir en bici”, o “con continuos subes y bajas de los que al cuarto ya no puedes más y te dejan baldado”. El caso es que al final me rajé pensando en llegar a una hora decente, y disfrutar de una mañana de playa.

Qué yuyu !!!

El camino de vuelta se me hizo muy corto ya que gracias al desnivel constante era una delicia circular a gran velocidad casi sin esfuerzo. Una vez llegué abajo, como el cuerpo se acostumbra a una cadencia de pedaleo, la mantuve junto con una alta velocidad y llegué lo suficientemente pronto como para darme un chapuzón en la piscina y luego relax en la playa. Bueno, el relax que supone estar en la playa con tres niños pequeños. Que si nos bañamos, que si hacemos un castillo, que si un puente, que si jugamos a esto, y a lo otro, que la pequeñaja se marcha para allá, que el mediano se ha metido solo en el agua… Pero esto ya es otra guerra de la que ya hablaremos otro día.

Ruta: 61 km y 1.200 m d+

Perfil de la ruta