sábado, 13 de octubre de 2012

Ciclismo – Miranda de Llaberia (T)




Estamos de vacaciones de verano en Cambrils. Para ser más exactos debería decir que nos alojamos en el Camping Playa Montroig Resort, que está ubicado en la Costa Dorada a unos 8 km al sur de Cambrils. Aunque el camping está ubicado en la costa, realmente pertenece al Termino Municipal de Montroig, pueblecito éste de interior muy cercano a las montañas. Su ubicación es perfecta para la práctica del mountain bike ya que existen multitud de pistas que enlazan con los pueblos de alrededor y con la costa.  Además, desde el mismo pueblo parten numerosas rutas MTB de todo tipo.

Se trata generalmente de rutas familiares, bastante sencillas, con un perfil suave y de distancias cortas y medias. Merecen la pena porque la zona es bastante bonita. Si queremos algo más de cantidad y calidad, existen varias rutas de dificultad media, con distancias más largas y parajes más salvajes, más montañosos. Sin ser alta montaña, se puede subir por ejemplo a la Ermita de Nuestra Señora de Madre Deu, con unas vistas espectaculares de toda la costa ya que se encuentra localizada en lo alto de una colina. Las indicaciones geográficas de los carteles explicatorios nos ayudan a localizar un buen número de poblaciones.

Costa Dorada

Es una ruta relativamente sencilla, no muy dura pero que en su último kilómetro exige estar fuerte ya que durante unos cuantos metros se sube por una fuerte pendiente. Hasta aquí subí dos veces. La primera me lo encontré de casualidad. Salí desde el camping sin rumbo fijo y con las anotaciones mentales que tenía después de haber estado bicheando la zona gracias al Google Earth y a la aplicación Wikiloc. Me resulto fácil encontrar las pistas adecuadas y llegué hasta más allá de Montroig. Como me adentré en una de las rutas señalizadas, la seguí y resultó ser la que subía hasta la Ermita de Madre Deu. El tramo final se me hizo un poco duro ya que no me lo esperaba y después de pedalear suavemente durante todo el trayecto me chocó el cambio de ritmo. Subí hasta el final con gran esfuerzo y me regalé durante un buen rato las maravillosas vistas que se divisan desde allí.

El segundo día que vine hasta aquí ya lo tenía pensado, con lo que me resultó bastante fácil. De hecho, el ritmo fue bastante superior y ya que se trataba de una distancia relativamente asequible, unos 35 km, decidí hacerlo a un ritmo exigente. En la rampa final coincidí con otros 3 ciclistas. A la chica y al abuelete los dejé clavados justo al principio pero el otro se picó un poquito conmigo siguiéndome a rueda. Aumenté el ritmo a pesar de todo lo que quedaba y en cuestión de un minuto lo abandoné. Los metros finales se me hicieron agónicos ya que no podía dejar de mantener el ritmo por si me cogía el menda. Aguanté como pude y le metí casi un minuto al final. Como Alberto Contador me sentí en esos momentos !!!

A lo que iba, que al final me despistó más que un niño en una tienda de chuches. La ruta que os iba a mencionar en esta crónica es otra muy diferente. Es una ruta principalmente por carretera ya que el objetivo es llegar a la Miranda de Llaberia. Se trata de un mirador en lo alto de la montaña, junto a un pequeño observatorio, y se encuentra a 908 metros sobre el nivel del mar, que es justamente desde donde yo salgo. Al final, el desnivel positivo alcanzado no está mal, unos 1.200 m. Sólo se puede llegar hasta este lugar por carretera. O eso es lo que yo pensaba cuando lo analicé en el Google Earth. Resultó no ser así ya que es posible hacerlo por una senda tortuosa que tiene que ser de lo más emocionante pero de esto me di cuenta más tarde.

Allí al fondo está Llaberia

He de decir que también me planteé la ruta por carretera porque eran unos 60 km, y por tanto no me podía exceder mucho. Para no hacerla demasiado tarde, con los inconvenientes que tendría eso en cuanto al calor de la mañana y a las posibles reprimendas por estar toda la mañana por ahí haciendo el tonto con la bici, me decidí a levantarme a las siete de la mañana. A las 07:15 estaba saliendo del camping. Es de lo más reconfortante iniciar una actividad a esta hora de la mañana ya que vas viendo como todo a tu alrededor se despierta y empieza el día. Tú lo ves desde otra perspectiva, mola aunque no es para hacerlo muy a menudo que estamos de vacaciones.

A las 9 de la mañana ya estaba subiendo por los valles que me llevaban al final de la etapa, se trataba de subidas largas pero no muy duras, por lo que se puede disfrutar mucho de la zona y de las vistas. Solamente al final la cosa se complica un poco ya que se ha de subir mucho desnivel en sólo unos kilómetros. Aun así, es un sitio muy recomendable para pedalear ya que las vistas hacia cualquier dirección invitan a la relajación y a la calma interior. Esto unido a que no me encontré con prácticamente ningún coche en todo el trayecto hizo que la ruta fuera una pasada. Una vez se llega a Llaberia hay que coger una pista forestal que nos lleva hasta la cima donde se encuentra un observatorio o algo parecido. Las vistas deben de ser preciosas y alucinantes, digo que deben de ser porque la niebla había subido mucho y no se veía nada en ninguna dirección y mucho menos hacia abajo. Una pena subir hasta allí arriba para no ver nada pero que se le va a hacer.

Precioso el valle de subida


Jj en la cima. Objetivo cumplido !!!

Ya en la bajada, localicé unas indicaciones de diferentes sendas que te llevaban al otro lado del valle. Aunque parecían claras y seguro que me llevaban bien, decidí bajar por la carretera y evitar así posibles incidencias del tipo “me encontré con un cruce de caminos donde me equivoqué y el despiste me supuso tres horas de sufrimiento”, o “la dirección y rumbo eran buenos pero la senda intransitable para ir en bici”, o “con continuos subes y bajas de los que al cuarto ya no puedes más y te dejan baldado”. El caso es que al final me rajé pensando en llegar a una hora decente, y disfrutar de una mañana de playa.

Qué yuyu !!!

El camino de vuelta se me hizo muy corto ya que gracias al desnivel constante era una delicia circular a gran velocidad casi sin esfuerzo. Una vez llegué abajo, como el cuerpo se acostumbra a una cadencia de pedaleo, la mantuve junto con una alta velocidad y llegué lo suficientemente pronto como para darme un chapuzón en la piscina y luego relax en la playa. Bueno, el relax que supone estar en la playa con tres niños pequeños. Que si nos bañamos, que si hacemos un castillo, que si un puente, que si jugamos a esto, y a lo otro, que la pequeñaja se marcha para allá, que el mediano se ha metido solo en el agua… Pero esto ya es otra guerra de la que ya hablaremos otro día.

Ruta: 61 km y 1.200 m d+

Perfil de la ruta

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