martes, 20 de noviembre de 2012

Temporada 2011-2012


La temporada pasada fue buena en cuanto a entrenamientos y carreras realizadas. Si hablamos de resultados, éstos fueron mejores que los propuestos inicialmente o alcanzados antes de lo previsto. Yo cuento las temporadas como en el cole, siguiendo el calendario escolar con inicio en septiembre. Para empezar bien el año participé en una carrera de montaña a finales de agosto. Se celebraba en Cerceda con motivo de la celebración de sus fiestas patronales. La distancia era de 14 km y el desnivel considerable ya que se llegaba hasta Mataelpino pasando antes por El Boalo, y vuelta a Cerceda por otro lado. Tardé muchísimo, 1h24, pero bueno era la primera carrera del año. Después, en el mes de septiembre, participé en la CorreBecerril. En esta carrera ya había participado en otra ocasión pero no estaba tan fuerte como esta vez. Como es inicio de año no estoy entrenado pero aun así lo estoy mucho más que hace unos años.

En mi vida de corredor he pasado por muchas fases. Hubo una primera época en la que corría mucho, o eso me parecía a mí en ese momento, realmente eran 30-35 minutos pero lo hice durante muchos años de mi vida de estudiante. Luego en mis inicios en la vida de “mayor”, para no anquilosarme de tantas horas en una oficina, decidí retomar el running, me preparé dignamente y decidí dar el salto. Descubrí que se celebraba una carrera popular, La Melonera que es gratuita, y que se corre por Embajadores el barrio de mi abuelo. Me inscribí y sufrí como un cochino. Tuve el coche-escoba justo detrás de mí y de otros tres corredores más durante unos 5 km. Yo no podía más pero tampoco los otros que iban conmigo, ellos aflojaron un poco y yo pude correr sin la presión psicológica del coche-escoba. Esta segunda época duró unos cuantos años, corrí bastantes carreras por la sierra y algunas en Madrid. Participé varios años en la San Silvestre Vallecana, dos veces de pirata y una con la camiseta oficial que no era como las de ahora sino de manga corta y de un tejido malísimo. Me atreví hasta con un Medio Maratón, el de Madrid, que acababa en la pista de atletismo del Canal de Isabel II. Esta época duró unos 4 ó 5 años. Pero lo dejé.

Pero llegó el gran cambio de mi vida, mi primer hijo, Álex. Y decidí retomar de nuevo el running, pero esta vez realmente en serio. Me planifiqué dos salidas mínimo por semana. Había semanas que corría más veces y otras más tiempo, el caso es que iba mejorando mi forma física, mis tiempos y sobre todo aumentaba la distancia que corría. Empecé a apuntarme a carreras de todo tipo, me aficioné de verdad. Corrí numerosas carreras populares por los pueblos de mi alrededor, diría que he corrido en todos los que hay en un radio de 25 km. También corría en Madrid pero me daba más pereza por los madrugones, el tráfico, aparcar, y todo eso. Aquí en la sierra llegas en 15 minutos, aparcas, calientas, y a correr. Aun así tome la salida en muchas celebradas en Madrid.

Volviendo a la temporada 2011-2012, llevo ya en mi mochila 3 Medias (21,097 km), algunas carreras de 15 km y casi todas de 10 km. En los diez miles mi tiempo ha mejorado mucho desde mis primeros 1 hora y 5 minutos, que fueron mejorados sustancialmente cuando superé la barrera de la hora. De ahí primero cincuentas altos, más tarde medios, para ahora estar en los 52 minutos. Pero este año tengo que bajar de los 50 minutos, tengo que hacer un 49’ como sea. Ese es uno de mis objetivos. Ese y participar en al menos dos Medias, la de  Madrid y la de Fuencarral. Y la gran traca final, el Maratón de Madrid. Para ello debemos correr mucho más de lo que corremos hasta ahora. A veces hablo en plural porque en el ajo estamos metidos mi hermano Miguel, su cuñado Santi y un servidor. Además, son buenos tiempos para el running, amigos, amigos de amigos, compañeros de oficina, vecinos, conocidos, ahora se puede compartir esta afición con más gente. Antes estabas más solo. En cualquier carrera puedes estar antes de la salida con personas conocidas y esto da más vidilla. Eso y los hasta 35.000 inscritos en las carreras más famosas.

En la carrera que mencionaba antes, la CorreBecerril, hice 50’ exactos. Increíble, había mejorado dos minutos mi mejor marca personal y me había acercado peligrosamente a mi objetivo. No estaba seguro de la distancia del circuito, no me cuadraban las distancias y no tenía forma de calcularlo porque en ese momento no tenía GPS. Dos semanas después se celebraba La Cuesta del Tirón, una carrera de 10 km que tiene lugar en San Agustín del Guadalix, que también la había corrido anteriormente. Salí a por todas y me marqué otro 50’. Estaba en racha, había llegado casi al objetivo. En la siguiente carrera, Madrid Corre por Madrid, salí muy confiado pero como había mucha gente me agoté de tanto subir y bajar aceras para adelantar a la muchedumbre. Es lo que tiene salir casi al final en una carrera con más de 10.000 inscritos. Llegué en algo más de 50’, creo que recordar que 52’ o tal vez 51’, daba igual, peor de lo esperado.

50 minutos en La Cuesta del Tirón

Seguí entrenando y a mediados de octubre, en la Carrera del CSIC, me estudié el recorrido y salí a cuchillo. Pasé por el kilómetro 5 en 24 minutos, con haberlo hecho en 25 valía, aguanté el ritmo de 5 min/km y sólo perdí un poco en la cuesta de la Calle de Alberto Alcocer. La bajada por Serrano la hice por debajo de 5 y llegué a meta en 48’40’’ o algo así. Increíble. Exultante. No cabía en mí. Bajé de 50’. Un 48’. Un puto 48!!!

En noviembre no participé en ninguna prueba de running pero sí en un duatlón nocturno que se celebró en Miraflores de la Sierra. No fue muy duro por el recorrido pero sí por ser de noche y no verse nada, y porque era tan mala la organización que nos perdimos hasta en tres ocasiones. Estuvo gracioso, correr por el campo sin ver nada, pedalear con un poquito de luz por zonas que en principio eran fáciles pero una piedra grande, un agujero, una rodada, cualquier cosa te podía hacer caer. Habrá que repetir en algún otro duatlón.

El mes de diciembre fue otra cosa. El primer domingo de mes, la Carrera del Cerro de la Marmota, en Colmenar Viejo. 25 km de carrera de montaña, no de montaña con grandes desniveles pero si de continuos subes y bajas. Al final son como 500 metros de desnivel acumulado y 25 km, decidimos tomárnoslo con calma y salir trotones. Era nuestra primera carrera larga, si consideramos una carrera larga como aquella que tiene un recorrido superior al Medio Maratón, esto es 21,195 km. Y como tal nos la teníamos que tomar. Salimos con calma el trío calavera (Miguel, Santi y un narrador) junto con un amigo de mi hermano, Andrés. Íbamos pasando todos los kilómetros en un ritmo constante de 6 min/km pero en el Cerro de la Marmota, en el Puto Cerro de la Marmota me clavé. Mi ritmo bajó muchísimo pero eso no era lo peor, estaba agotado y me quedaban al menos 8 km. Llegué como pude al 22 y me dio bajón, se me atragantó. Cada metro fue un horror, aun así zancada a zancada completé los 25 km. El tiempo fue pésimo, 2h40, 10 minutos más de lo planeado pero había superado una prueba larga de montaña y jamás había estado corriendo tanto tiempo.

Antes de la salida: Andrés, Santi, Jj y Miguel

La siguiente carrera de ese mes fue el Cross de Patones, 12 km y unos 200 m de desnivel positivo, todos de golpe en poco más de un kilómetro. Aquí ya corrí con un tiempo de 1h12 pero este año estaba más fuerte. Salí a por todas con la idea de bajar de la hora y diez minutos. La temida subida se me atragantó un poco, sobre todo a la hora de recuperarme en el llano ya que no pude apretar, sólo seguir trotando. Pero empezó la bajada y por arte de magia aceleré y empecé a bajar de 5 un kilómetro tras otro. Al llegar a meta, 1h05. Tremendo.

Llegada a Patones

Y para acabar el año, la San Silvestre Vallecana, el 31 de diciembre. Ya la he corrido en 7 ocasiones contando esta. Decidí que debía de bajar de 50’, esta carrera aunque es todo bajada tiene un kilómetro y pico en subida que machaca mucho por el cambio de ritmo. Aun así, no pinché demasiado y como llevaba margen de sobra porque había pasado el km 5 por debajo de los 24 minutos. Podía hasta mejorar mi MMP (Mejor Marca Personal) del CSIC y tras un bajoncillo en la subida apreté como pude hasta el final y terminé en 48’28. MMP y encima en la sansil.

MMP en un 10K

En el mes de enero participamos en la Carrera Pedestre de Tres Cantos, son 15 km sin mucha dificultad que me incitaron a intentar correr toda la carrera en un ritmo de 5 min/km. Para ello debía de correr todos y cada uno de los quince kilómetros de esta carrera a ese ritmo. Corrí junto con Santi y Matías, un compañero de la oficina. Fuimos juntos casi todo el recorrido, pero Matías que está hecho un fenómeno aceleró en el último tercio y marcó un impresionante 1h14, por debajo de 5 el kilómetro. Santi y yo llegamos justo en 1h15, alcanzando así nuestro pequeño objetivo personal. Subidón, subidón!!!

En febrero salimos con mucha confianza en el Medio Maratón de Fuencarral, conocíamos el recorrido y además habíamos entrenado en montaña haciendo trail-running. Por tanto, no se nos debía dar tan mal la subida desde El Pardo, tres kilómetros especialmente duros. Es una carrera muy bonita por un paraje maravilloso que recomiendo fervientemente. Yo estaba dispuesto a ir a por la hora y cincuenta minutos, esto era mejorar mi MMP en unos tres minutos pero esta carrera es distinta, es mucho más dura. Además, suponía mejorar en más de diez minutos mi anterior marca aquí en 2011. Corrí como un poseso toda la carrera y conseguí pasar la línea de meta en 1h49. Objetivo cumplido!!!

Tiempazo, 1h49 neto

En marzo disputé el Medio Maratón Tragamillas en Collado Villalba. Es una carrera curiosa, hay asfalto, arena, piedrecillas en algunos momentos, urbanizaciones, polígonos industriales, calles principales del pueblo, de todo. La idea era mejorar, quería el 1h45. Cumplí kilómetro a kilómetro pero poco a poco me fui deshinchando. A pesar de todo llegué en 1h47 que no está nada mal. No logré el 1h45 pero conseguí MMP.

Ya en abril tocaba el Medio Maratón de Madrid, tercera participación y sexto medio en mi vida de runner. En uno de los numerosos domingos de tirada montañera, en una zona de bajada rocosa me pegó un zurriagazo tremendo la rodilla izquierda, esto ya lo había experimentado yo antes al bajar escaleras pero en esta ocasión me dejó seco, ni una zancada más pude dar corriendo, andando ya me era difícil avanzar.

Suspendí temporalmente el plan de entrenamiento. Salí preocupado en el Medio Maratón de Madrid, que se celebra justo 3 semanas antes del Maratón, y lo corrí bastante dignamente para mi nivel. La idea primigenia era hacer 1h45, es decir a 5’ por km, ya me había acercado en los dos medios realizados unos meses antes (1h49 en el de Fuencarral con sus fuertes subidas desde el Pardo y 1h47 en la Tragamillas de Collado Villalba). No tenía que ser complicado, correr a 5’ todo el rato, así fue hasta el km 14 pero, a partir de ahí la cosa se complicó, la rodilla me empezó a fastidiar, me atoré, y peté, tanto física como anímicamente. Fue un triunfo llegar al Parque del Retiro, darle la vuelta entera y subir el cuestorro ese hasta la Puerta de Alcalá, para entrar en 1h51’, un desastre. Casi no llego. Aun así, mejoré mi marca del año pasado (1h53), no es para alegrarse mucho pero algo es algo.

Lo peor llegó después, un dolor intensísimo en la parte interior de la rodilla izquierda, todo el  domingo sin moverme, el lunes cojeando en el trabajo, y el martes un poco menos pero también con malas sensaciones. Durante esa semana y la siguiente no pude correr nada, absolutamente nada ya que me era imposible, me dolía la rodilla hasta para bajar escaleras, al agacharme para ponerme de cuclillas (imposible atar los cordones de las zapatillas de mis hijos!), y limitaciones por el estilo.

Y quedaba lo mejor. El Maratón de Madrid. Y ahora cómo iba a correr yo 42 kilómetros si no podía ni andar decentemente. En las últimas semanas no había corrido mucho pero mi gran objetivo para esta temporada se acercaba…

No hay comentarios:

Publicar un comentario